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Sostenibilidad

La impresión 3D como método de producción sostenible

La impresión 3D es una nueva tecnología que ha llegado con fuerza al sector moda por sus efectos positivos de ahorro y sostenibilidad.

Desde que se popularizara la impresión 3D y el uso de las impresoras 3D más o menos por el año 2013, en mi casa apostamos por esta tecnología más como hobbie que otra cosa.

A nivel personal hemos desarrollado maquetas, accesorios, envases o incluso un bolso pequeño, pero las posibilidades a día de hoy que ofrece la industria son inmensas y la aportación a la protección del planeta también.

De eso quiero hablaros hoy, de la importancia de la impresión 3D como método de fabricación sostenible para muchísimos sectores y por supuesto también para el sector de la moda.

Pero antes, vamos a remontarnos a los orígenes de la impresión 3D. Como decía, esta tecnología se ha popularizado en los últimos años, pero su historia se remonta a 1984 cuando gracias a unas adaptaciones de la impresora tradicional de tinta, se llegó a imprimir con materiales.

Desde entonces se ha impreso en diversos materiales como plástico, arena, metales preciosos como el oro o incluso tejidos orgánicos. Aquí os cuento algunos hitos de la Impresión 3D:

  • 1992: La primera máquina de impresión 3D del tipo SLA (estereolitográfico), que permite que un objeto en 3D se cree a partir de datos digitales, llega al mercado. Comienzan a fabricarse prototipos capa por capa.
  • 2002: Diseñan un riñon completamente funcional.
  • 2006: Se crea la primera máquina de tipo SLS (Sintetización de láser selectivo), que utiliza un láser que permite fundir materiales en el proceso de impresión 3D. Se abren las puertas a la impresión de forma masiva a nivel industrial.
  • 2008: Se lanzan servicios de cocreación, permitiendo que diseñadores, artistas y arquitectos presenten sus diseños en 3D.
  • 2008: Por primera vez una persona camina con una prótesis de pierna impresa en 3D.
  • 2009: Se comienzan a comercializar kits de montaje que permiten a los compradores crear sus propias impresoras y objetos en 3D.
  • 2009: Se imprime el primer vaso sanguíneo, llega la bio-impresión.
  • 2011: Se crea el primer avión impreso en 3D. Se produce en 7 días con un presupuesto de 7.000 euros.
  • 2011: Crean el primer coche con carrocería impresa en 3D.
  • 2011: se ofrece por primera vez imprimir en oro de 14 kilates y plata de ley. Se abre un nuevo mercado para los joyeros con diseños más económicos.
  • 2012: Se implanta una prótesis de mandíbula impresa en 3D de forma personalizada a una mujer de 83 años.
  • Actualidad: En medicina se han impreso multitud de órganos vitales, tejidos humanos y prótesis; en alimentación se ha logrado crear un filete de carne, entre otras cosas; en arquitectura ya existen casas impresas en 3D; en moda se han desarrollado colecciones completas gracias a esta tecnología…
  • Futuro: se esta estudiando por ejemplo imprimir objetos con polvo lunar o la creación de arrecifes que ayuden al desarrollo de corales, esponjas y otros organismos marinos.

Como veis hay infinidad de materiales con los que se puede imprimir. ¿Y como funciona una impresora? La explicación sencilla es la siguiente: las impresoras en 3D depositan material, en vez de tinta, sobre una superficie formando unas capas sucesivas que se enfrían y solidifican, para finalmente crear un objeto previamente diseñado en formato digital.

 

Impresora 3D imprimiendo una prenda
Fuente itfashion

Viendo las posibilidades de la impresión 3D podemos entender que sea una herramienta que permite innovar y desarrollar ciertas industrias, pero es que además es sostenible.

La impresión 3D va a suponer un cambio radical en el modelo productivo. Los costes de producción se reducirán, pasando de la economía de escala y la producción deslocalizada a la fabricación de objetos a demanda. En la actualidad, las personas nos limitamos a usar y desechar productos que han sido previamente fabricados, pero si produjéramos a demanda crecería el sentido de la responsabilidad para con los recursos utilizados y el uso que damos a los objetos.

Precisamente gracias a esta producción a demanda, se podrían realizar los productos que quisiéramos y no estaríamos obligados a producir una cantidad mínima de un producto determinado para que sea más rentable.

Por supuesto, ante esta nueva forma de producir, se reducirían los desechos industriales. Así mismo, con la posibilidad de producir donde queramos, se reducirían las emisiones por transporte de mercancía, disminuyendo la huella ecológica de los productos.

En impresión 3D también se puede reciclar, pudiéndose utilizar los materiales de prototipos defectuosos o de envases de pástico. Además, esta tecnología amplía el ciclo de vida de los productos, pudiendo imprimir una parte aislada para repararlo.

Otra ventaja que se ha cuestionado es el consumo de energía. Esto va a depender del material que se utilice para imprimir y del tipo de impresión que se lleve a cabo. En el caso de la impresión 3D consistente en depositar material, el consumo de energía es muy bajo, un poco más que lo consume un ordenador. Si la misma pieza fuera fabricada de forma tradicional, además de gastar mucha más energía, también serían más elevadas las emisiones de CO2.

La impresión 3D también permite producir de una sola pieza formas imposibles de realizar de otra manera, manteniendo el mismo precio o incluso abaratando la producción. Aunque una pieza tenga formas elaboradas, su producción no va a ser más cara. De esta forma, como la pieza no tiene puntos de ensamblaje, es más fuerte y tiene un mejor acabado.

Como sucede siempre cuando llega una novedad al mercado, la impresión 3D ha sido vista por muchos como una nueva amenaza de las máquinas para sustituirnos. No creo que sea el caso. Más bien pienso que surgirán nuevas oportunidades en torno a esta tecnología.

En el caso del sector de la moda hay muchas empresas que han introducido la impresión 3D en su proceso creativo. Esta manera de producir sirve por ejemplo para hacer protiotipos de piezas caras y saber cómo van a quedar antes de pasar a producirlos con materiales más nobles. Se usa mucho por tanto en joyería, donde los grandes diseñadores se hacen una idea primero de cómo va a ser la pieza, para después hacerla en oro y otros materiales preciosos.

Más allá de las grandes casas de moda, en general en la industria de la moda se está apostando por esta nueva tecnología.

Vestido impreso en 3D
Fuente itfashion

Teniendo en cuenta que la industria de la moda es una de las más contaminantes a día de hoy, es muy positivo que se esten planteando alternativas a los métodos tradicionales.

En el caso del fast fashion, en la producción de las colecciones se desecha entre un 15 y un 20% de materia prima. Además cada año se tira el equivalente a la superficie de Suiza en metros cuadrados de tela a vertederos de todo el mundo.

La reducción de deshechos y la producción bajo demanda, solo cuando necesitemos algo realmente, hará que estas dos circunstancias mejoren considerablemente.

Las posibilidades de experimentar con la impresión 3D son claras para nuevos tejidos y formas en las prendas.

Las posibilidades son inmensas, incluso ya están llegando mejoras a la propia impresión 3D para hacerla más sostenible. En el MIT han creado una celulosa vegetal como alternativa a materiales derivados del petróleo con los que se trabaja normalmente para imprimir. Este material es renovable, biodegradable, más barato, y además tiene propiedades antimicrobios.

Colección de moda producida con impresión 3D
Fuente Fashion United

Seguramente en los próximos años todos tendremos en casa objetos o prendas impresas en 3D, pero es cierto que la implantación total como nuevo método de producción tardará unos años en llegar.

Lo que ya esta muy presente es la conciencia sostenible. Tanto grandes como medianas y pequeñas empresas tienen la mirada puesta en la sostenibilidad porque los consumidores están más concienciados con el uso responsable de los recursos y con la protección del planeta.

La buena noticia es que gracias a tecnologías como la impresión 3D, el cambio ya es real, se está produciendo y está en nuestras manos adoptarlo sin miedo.

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